lunes, 8 de octubre de 2012

"Un trozo invisible de este mundo"



Los dolores del alma.

Hay dolores que uno no sabe ubicar. Generalmente, los más graves. Puedes señalarle al médico qué parte del pie te molesta o indicarle al dentista que muela estorba. A veces, ni siquiera eso hace falta: lo ven ellos al instante.

Pero hay otros dolores, los de la exclusión, la miseria, la marginación, la injusticia social. Esos también se gritan. Pero no se escuchan. Hemos preferido quedarnos sordos y ciegos ante ciertos reclamos. Por eso respeto y admiro, entre otras cosas, a Juan Diego Botto: por su capacidad de compromiso. Actor de éxito, tipo guapo e inteligente, Botto mira hacia la espalda del mundo continuamente. Y codifica el mensaje. Y ahora quiere hacérnoslo llegar con una forma hermosa: el teatro. Ha nacido "Un trozo invisible de este mundo".

Primero lo escribió, le dio forma. 5 relatos en forma de monólogo que te narran una historia en primera persona. Aunque hablen de otros, de muchos. Ahora, nos lo acerca desde un escenario. Un escenario que el espectador mira desde arriba, desde cerca. Porque éste es teatro de cerca. Botto quiere hablar con los espectadores. Ese es su juego. Un juego en el que los espectadores están incluidos. Más que nunca.




5 personajes que tienen 5 historias que contarnos. A las que debemos estar muy atentos. Botto es un actor de primera, que hace aquí verdaderas filigranas con sus registros. No le sobra una mirada, ni un gesto. Sabe respirar para decir las cosas, Algunas son mensajes evidentes. Otros, teñidos de humor, esconden emociones al rojo vivo. Todas son severamente ciertas y le resultarán más familiares de lo que espera.
Todas tendrá que masticarlas luego, hablando con sus amigos. O actuando. Porque lo que viene a decirnos es que en este mundo cabemos todos y que todos podemos encontrar un hueco. Porque todos tenemos derecho a él.



Juan se ha rodeado de dos estupendas personas llenas de talento. Por un lado, Astrid Jones. Un descubrimiento. Una cantante que te pone la piel de gallina cuando se mete en la piel de una subsahariana que nos narra su historia repleta de tantas pinceladas de esperanza como de desencanto. A algunos, la vida no les da muchas oportunidades. O los que estamos en el mundo, menos.




Y para rematar, ese loco del teatro, que tiene la cabeza llena de él y que ha dado forma a los textos de Botto: Sergio Peris-Mencheta. Comparto la opinión de los expertos que sostienen que a este actor de primera no hay que perderle la pista como director. Ha entendido perfectamente la propuesta de Juan, ha buceado en ella y nos propone un viaje que nos deja el cuerpo en la butaca, el alma encogida y la satisfacción del teatro bien hecho.



De Cristina Rota, que ha hecho posible este emocionante proyecto hablo en estos días. Creo que es una de las grandes desconocidas de este país.