viernes, 4 de mayo de 2012

Los tiempos no cambian, es una barbaridad

¡Viva la gamberrada con arte!

¿Les he dicho alguna vez que soy una afortunada? Seguro que sí. Pero, ante la duda, me ratifico. Anoche formé parte, invitada por Aitor Tejada, del ensayo general de "El inspector" de Gogol. Una fiesta. Una gamberrada puesta en pie con todo el arte del mundo. Los actores se lo pasan tan bien que el público vibra con una energía contagiosa.

Miguel del Arco tiene teatro en la cabeza y en el corazón. Sólo eso sería suficiente para explicar la continuidad de sus éxitos. Saca lo mejor de cada pieza con la que nutre sus montajes y pinta cuadros teatrales cargados de matices. No se agota, no se derrumba, no nos miente. Nos arrastra. Y consigue que nos dejemos arrastrar.




Pero junto a Miguel, ni detrás ni delante, está una pieza fundamental, un ser humano que reivindico por su talento y generosidad: Aitor Tejada. Parece que no está, pero cada gesto suyo es fundamental en este engranaje. Sin Aitor no existirían estos objetos de deseo teatrales que conforman el mundo de Kamikaze producciones. Miguel y Aitor han sido, y son, actores. Eso les da un valor innegable a la hora de manejar los hilos de los artistas con los que trabajan. Y nosotros, como espectadores, debemos agradecerlo. Kamikaze es un garante de buen hacer. 




Y llegamos a lo de ayer. Un trabajo talentoso en el que se funden no sólo un libreto que podría estar escrito el mes pasado mismo porque la mierda política no parece tener fecha de caducidad, sino la capacidad de Del Arco para vestirla de juerga con todos sus sacramentos. Se funden Berlanga, Cuerda y los Marx en esta puesta en escena que no ahorra en nada. Los artistas cantan y bailan e interpretan (¡y vaya cómo interpretan!) en esta pista de circo que refleja la vida. La vida de entonces, de cuando se escribió allá por 1836 en la lejana Rusia, y la de ahora. Y es que los tiempos no cambian, es una barbaridad.

Entre el sainete de lujo y el gran vodevil (no es que haya puertas es que se mueven hasta incorporarse como un intérprete más en esta feria), "El inspector" es, ante todo, una estupenda pieza teatral que ha sido llevada a la gran gamberrada. Bendito sea el teatro.

Magnífico Angel Ruíz. Ya era hora de que le fueran llegando oportunidades como ésta. Fantástico Jorge Calvo, que levanta la risa desde su muda y primera aparición en escena. Sobresaliente Macarena Sanz, que hay que ver cómo pisa el escenario. Para comerse a los dos "joseluises", Torrijo y Martínez.

Teatro para dejarse las preocupaciones en la puerta, posiblemente para acordarse de ellas sólo muuuuucho después. Déjense llevar por este torbellino de inteligencia y disfruten de actores de una pieza en un escenario engalanado para la ocasión e iluminado con acierto humorístico por Juanjo Llorens. 

Oigan, ¡y lo que trabajan estos chicos!. Tienen que acabar agotados después de la función. Los espectadores se lo agradecemos. Una risa bien vale un buen montaje.


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