domingo, 8 de julio de 2012

Un sueño lúcido


Amelia Ochandiano maneja firme.


Ayer me hicieron un regalo, un maravilloso regalo en forma de montaje teatral. Soberbio. Un texto de Rafael Spregelburd (no es nombre sencillo de escribir, pero una se va acostumbrando) que responde al nombre de "Lúcido" y que dirige con mano férrea Amelia Ochandiano. Lo mejor que le visto nunca, y mira que yo estoy enamorada de ese pedacito de teatro que se llama "Mi mapa de Madrid", por ejemplo.

Esto es otra cosa. Con una sinopsis complicada de narrar pero que transita por el absurdo más voraz, la risa te va consumiendo en la butaca a base de bofetadas. Los personajes dejan caer frases que te llegan como guasa pura pero que encierran mucho dolor. Incluso mucha rabia. Ellos no se ríen cuando las dicen. A veces tienes la sensación de que ni siquiera las han pensado. Pero en esta función llena de detalles todo está medido al milímetro. Complicado y esforzado trabajo el que ha llevado a cabo Ochandiano en un texto que se ve que se ha estudiado y que conoce al milímetro.






Los actores están sublimes. En la primera escena, nos encontramos con todos y, sin darnos cuenta, nos arrastrarán a su particular universo del absurdo. Cada uno tiene su "pedrada", lo iremos sabiendo en el transcurso del relato. Todos están desvalidos, perdidos. Y todos caminan magistralmente hacia el mismo sitio como actores. No hay excesos, ni trucos. Es cuestión de mirarles y escucharles. Una delicia.

Isabel Ordaz devora a su personaje de la madre. Se van a sorprender de encontrarla en un registro en el que  no la conocen. Itziar Miranda transmite a fondo; Alberto Amarilla me ha dejado sorprendida con su dominio y Tomás del Estal equilibra con sabiduría y magisterio a esta panda de seres desorbitados, enganchado en una extraña telaraña de sentimientos.

Se estrena el 4 de agosto en Avilés y tiene previsto recalar en Madrid a partir de diciembre en la Valle-Inclán. Uffff. No se la pierdan. Incluso recomendaría que la vieran dos veces. Cuando vayan la primera vez entenderán de que les hablo.



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