miércoles, 11 de abril de 2012

4 viudas muy avispadas


El champagne: aparente fracaso de un hombre, éxito de cuatro mujeres



Pocos premios tan merecidos como este Veuve Clicquot que se le acaba de otorgar a Elena Arzak. Me gusta, entre otras cosas, no sólo porque la encumbra dentro de este complejo universo gastronómico, sino porque establece un vínculo entre dos importantes mujeres que han encontrado su hueco en esto del comer y del beber en dos momentos diferentes de la historia.


Como de Elena se están diciendo muchas cosas, voy a apostar por la otra mujer de esta noticia: la viuda Clicquot. Y por otras que, como ella, colocaron los llamados inicialmente “vinos espumosos” en un mercado machista y consumidor de morapio.






En un escenario de guerras y convulsiones 4 mujeres, 4 viudas para más señas, convierten un error gastronómico en una bebida de largo recorrido. Posiblemente, el único brebaje que marida con plato cualquiera. Porque el éxito de Dom Perignon estuvo en su fracaso: no conseguir eliminar las burbujas en el proceso de fermentación del vino.





Empresarialmente anuladas en la sociedad que les tocó vivir, estas 4 mujeres han ido aportando grandes ideas para hacer del champagne una bebida universal. La primera de ellas, la viuda Clicquot, a quien se debe el nombre del galardón que nos ha traído a esto. Barbe – Nicole, de soltera Ponsardin, era hija de un empresario textil pero mantenía vínculos familiares con algunos hacedores de champagne. Su olfato revolucionario le llevó a crear una marca recurriendo al etiquetado, inusual en la época, y a inventar el conocido como “remuage”, a saber, el sistema que permitía limpiar fácilmente los posos del champagne con un sistema tan sencillo como dejar reposar las botellas boca abajo. 





La viuda Pommery insistió en liberar a la bebida del azúcar que le hacía tan dulce, de hecho, acompañamiento exclusivo de los postres del momento, y darle el sello de brut que marca su personalidad más excelsa. Mujer de tesón, puso verdadero interés en que el champagne encontrara un hueco en tabernas y comedores.




Otras 2 viudas, Lilly Bollinger y Mathilde- Emile Laurent Perrier se encargaron de exportar las respectivas marcas que habían heredado y convertir la bebida de origen francés en un elemento universal, indispensable en cualquier bodega que se precie.




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